sábado, 30 de abril de 2016

Capítulo 8. Expectativas y suposiciones

He estado tentado a poner como resumen: “Leed el capítulo”. Me parece que es de los más completos que he leído hasta el momento. Pero tiene muchísimas ideas y me ha parecido difícil de resumir sin intentar dar una interpretación propia del texto. Al final creo que he dado mi interpretación y quizá esté equivocada. Además del debate propuesto, me gustaría que contarais la interpretación que habéis sacado vosotros, si es que es diferente a la mia.

El capítulo empieza con algo que me ha llamado mucho la atención sobre como actúan los magos: no repetir el mismo truco dos veces de la misma manera delante de las mismas personas, para no dar pistas.

Los magos cambian la manera en la que ejecutan los trucos cuando los repiten. Esto se debe a que nos acostumbramos a las acciones repetidas de modo parecido, y de esta manera, no nos fijamos en los detalles.

Si el truco se realiza una vez, intentamos averiguar como lo ha hecho. Al realizarlo otra vez, el público tiene ya unas expectativas creadas. Si lo hicieran de la misma manera no habría sorpresa, pero al cambiarlo consigue sorprendernos. Y esto es así porque nuestro cerebro realiza predicciones.

Al nacer, los bebés no tienen una representación concreta del mundo. Son conscientes de algunas cosas (luz, oscuridad, gravedad), pero la gran mayoría de lo que les rodea carece de sentido. Cada experiencia que tienen se graba en el cerebro a través del desarrollo cerebral por medio del establecimiento de nuevos circuitos neuronales. Esto es lo que conocemos como plasticidad cerebral. No sólo le pasa a los bebés. Cada vez que aprendemos algo nuevo nuestros circuitos se modifican y son estas modificaciones las que nos hacen crear modelos de nuestras expectativas basadas en la experiencia, que no deja de ser las percepciones que recibimos a través de los sentidos.

Cada vez que percibimos algo nuevo nuestro cerebro lo compara con lo que tiene almacenado. Si la percepción de la experiencia es diferente a lo que sabemos, existe una contradicción y es cuando surge la sorpresa o el conflicto, ya que nuestro cerebro tiene la extraña capacidad de conseguir que creamos antes a nuestras expectativas que a cualquier otro hecho o afirmación que las contradiga. También ocurre lo contrario, si el hecho o la afirmación es falso, pero coincide con nuestras expectativas no nos plantearemos la falsedad.

¿Y esto por qué es así? Por que el cerebro, al igual que el resto del universo tiende a estar en un estado de mínima energía. Pensar o cuestionarnos algo que contradice lo que sabemos le cuesta energía al cerebro. Normalmente es más fácil centrarnos en cosas que nos interesan más que gastar energía en llevarnos la contraria a nosotros mismos.

Esto nos lleva a habituarnos a ciertas cosas. La habituación en neurociencia se define como un proceso neuronal de plasticidad sináptica que es la propiedad que emerge de la naturaleza y funcionamiento de las neuronas cuando éstas establecen comunicación, y que modula la percepción de los estímulos del medio, tanto los que entran como los que salen (Wikipedia).
No sólo la habituación nos condiciona, sino que las expectativas, y como nuestro cerebro se adapta a ellas, nos predispone a que cualquier todo lo que tenemos grabado en nuestro subconsciente influya en nuestro comportamiento ante cualquier estímulo. Esta predisposición nos causa muchos de los problemas, sobre todo psicológicos, que sufrimos: hace que cualquier situación que no cumpla nuestras expectativas nos deje insatisfechos.

Estas insatisfacción debida a las falsas expectativas juega el mismo papel que los prejuicios y los estereotipos. El resultado es que generamos situaciones que no son reales.

En todo esto, se puede establecer una diferencia muy clara entre niños pequeños y niños mayores o adultos. El cerebro de un niño pequeño es parecido a un lienzo en blanco y no tiene expectativas, ya que sus conexiones cerebrales se están formando con cada experiencia. Al no tener expectativas, cuando les realizas un truco de magia, se lo creen tal cual. No hay explicación, es magia y la magia existe.

Sin embargo, el cerebro no es tan blanco como podría parecer. En los comienzos de la investigación en este campo se pensó que así era y que la experiencia construye su cerebro y su conocimiento del mundo. Posteriormente se ha visto que no es así ya que tienen un rudimentario conocimiento matemático y del lenguaje.  Diversas investigaciones han demostrado que tienen una comprensión básica de estímulos físicos (como se ha mencionado antes: gravedad, luz, contigüidad de los objetos) y siendo muy pequeños son capaces de distinguir entre objetos, es decir, los pueden clasificar o categorizar.

Hay investigadores que se dedican a estudiar lo que se llama la teoría de la mente, esto es, la capacidad de un individuo para percibir el estado interno de otra. Los magos son perfectamente conscientes de esta teoría de la mente y la utilizan a su favor para controlar nuestra mente.

Existe un test llamado test de Sally-Ann, que intenta averigua en que momento aparece la teoría de la mente en los niños. Los niños muy pequeños no pasan este test y suele ser necesario que alcancen una edad de 6 ó 7 años para que lo pasen.

También se puede establecer una distinción entre niños pequeños y adultos en lo que se refiere a la capacidad de prestar atención. Existe la creencia de que los adultos podemos prestar más atención que los niños, pero en realidad es al contrario. Los adultos nos centramos en algunas cosas que suceden y dejamos de prestar atención a todo lo demás, Los niños observan todo lo que les rodea, lo importante y lo que no, ya que al no saber como funciona el mundo intentan recoger toda la información posible.

El proceso cerebral de la atención es interesante. Atendemos porque existen unas neuronas inhibidoras que suprimen las neuronas de las regiones periféricas que pueden distraernos. Es decir, nos fijamos en algo y lo demás no nos distrae porque nuestro cerebro simplemente es incapaz de recibir esa información.

La percepción del tiempo también establece una distinción entre niños y adultos. Los niños no son capaces de anticipar el futuro porque no tienen un flujo de la consciencia. Al crecer, ese flujo se desarrolla y se crea una percepción continua del tiempo. El mundo que perciben, se ordena.

Todo esto lleva a la conclusión de que sólo cuando se frustran nuestras expectativas se crea la magia, pero es realmente difícil crearse expectativas. El proceso es largo y cuesta energía. Y yo añado también, que cuesta dinero. Y si no que se lo pregunten a cualquiera que haya estudiado una carrera/grado/etc. para aprender, modificar sus circuitos cerebrales y crearse expectativas.


Por último, para el debate. Hace mucho que no discutimos sobre pseudociencias, política, economía… creo que en este capítulo se tratan aspectos como la creación de expectativas o las percepciones, sus mecanismos cerebrales y lo más importante, su evolución desde niños a adultos.
  • ¿Creéis que cuando un político, economista o pseudocientífico habla convencerá más o menos según estemos desarrollados cerebralmente o en base a nuestras experiencias previas? 
  • ¿Creéis que se podrán desarrollar mecanismos o terapias para cambiar las expectativas de los políticos y demás en lugar de que ellos intentan cambiar las nuestras? 
  • Si cada uno tenemos nuestras expectativas, ¿tendremos alguna vez gobierno a pesar de lo que nos cuentan los políticos o mejorará la situación económica a pesar de lo que cada organismo os cuenta o seguirá eternamente el enfrentamiento entre ciencias y pseudociencias?

sábado, 23 de abril de 2016

Capítulo 7. El truco de la cuerda india. Ilusiones de la memoria.

Hola a todos.

La semana pasada nos tomamos un pequeño descanso pero, este fin de semana, aquí estamos. Os recordamos que si os apetece hacer un resumen os lo pidáis y, si no queréis o podéis, estáis invitados a debatir con nosotros. Y ahora a lo nuestro.

El truco de la cuerda india. Ilusiones de la memoria. El resumen:

El capítulo comienza contándonos algo que desconocía:

<<El hipnotismo era para los victorianos lo que hoy es la energía para el New Age>>

Resulta que el final del siglo XIX, una época de desbordante inventiva (aeroplanos, automóviles, cine, rayos X…), fue acompañada con un resurgimiento de los timadores pseudocientíficos (espiritismo, oscuros secretos venidos de Oriente… y el truco de la cuerda india –un niño subiendo por ella y desapareciendo-). Y que el comodín “científico” que usaron los pseudocientíficos para justificar lo que ocurría era el hipnotismo (algo que tal y como ellos lo usan es igual de pseudocientífico, pero que tiene cierto aire occidental y científico). Así, ¡los “occidentales guays” podían dejarse seducir por los misterios de Oriente sin perder un ápice de la pose de modernidad, que según ellos “no se basa en creencias/religión”!

Los autores nos explican que en realidad “el truco de la cuerda india” fue una historia inventada, por lo cual pidieron disculpas los que la contaron por primera vez (no os recuerda el caso de los círculos en los campos de cereales de Gran Bretaña), que de tanto contarse pasó en la memoria de muchos a ser considerada una realidad vivida. No solo eso, la explicación de que fue por hipnosis (explicación que salió en el Chicago Tribune) parece ser que se la inventó un hábil embustero que incluso acabo siendo el primer director del Servicio Secreto de Estados Unidos (un timador que convence a los políticos y que alcanza altos puestos de la Administración, no os recuerda también otros casos conocidos).

No solo eso. Los magos, sabiendo como sabían que era todo falso (os recuerdo que los primeros inventores de la historia y el inventor de la primera explicación pseudocientífica habían pedido disculpas), ofrecieron una recompensa a cualquiera que pudiera realizarlo… qué verdad es esa que nos dice que la historia se repite

Sinceramente, opino que esas primeras explicaciones del capítulo, introducen muy bien todo lo que después nos cuentan los autores. Mi resumen no será extenso, irá solo a lo que hablan de la memoria. No explicaré los trucos de los magos, eso sí, que sepáis que los magos en algunos trucos nos “insertan” vivencias falsas para que así no seamos capaces de saber como lo han hecho.

La idea es que los magos/medios de comunicación/políticos/publicistas… pueden hacernos creer cosas distintas de las reales, ya que nuestra memoria es falible.

Nuestra memoria funciona guardando pocos datos, y cuando realizamos el acto de recordar, añadimos a esos pocos datos todo un mundo de complementos que tenemos en nuestra memoria (<<confabulación>>). Así, cuando recordamos, quizás recordemos una realidad desvirtualizada. Además, al recordar guardamos nuevos datos, a veces confundiendo/machacando a los anteriormente guardados, alejándonos así cada vez más de lo realmente vivido.

Los autores nos ponen multitud de ejemplos de cómo la memoria falla, nos explican que el uso eficiente de ciertas palabras/actos… puede alterar el recuerdo (incluso en la primera fase de grabado, aunque también en la fase de confabulación), y que la simple repetición de una mentira puede convertirla en algo que pensamos que es real. LA VERDAD ES QUE EL CAPÍTULO, DESDE MI PUNTO DE VISTA, ES ALUCINANTE.

Al final del capítulo también nos hablan de los trucos memorísticos que usan los magos para dejarnos asombrados (técnicas nemotécnicas) y se preguntan (y yo también) ¿por qué no se usan más en nuestro sistema educativo?

Añadir que también indican que una memoria perfecta no tendría porque significar mejor calidad de vida. Nos ponen ejemplos de cómo personas con ese problema no alcanzan la felicidad.

Fin del resumen.

Y ahora las propuestas para el debate:

· Quizás a vosotros os ha llamado la atención otras cosas del capítulo de las que yo he resaltado ¿Cuáles son?
· Por otro lado está claro lo que a mí me ha llamado la atención. He hecho dos post esta semana en mi blog con cosas que me han impresionado de este capítulo, pero hay una tercera que quería debatir con vosotros, que me quita el sueño y que forma parte de mi argumentación frente a la pseudociencia. Veamos.
Desde hace algún tiempo yo explico que, a mi juicio, se debería de explicar que nuestra mente falla y que eso conduce de manera lógica a DESPRECIAR para un tema concreto las fuentes de información que se han demostrado NO CORRECTAS en ese tema. Esa afirmación que, en principio, parece razonable es especialmente bestia:
-          ¿Podemos escuchar a los ecologistas guays cuando hablan? Pensad que ninguno de vosotros es perfecto y sabe de todo y que nos podrían colar una mentira. En alguna ocasión han mentido, los hemos pillado pero ellos erre que erre repitiéndola.
-          ¿Podemos escuchar a los políticos demostrados como corruptos?
-          ¿Podemos escuchar a un médico o farmacéutico de los que recetan, venden o practican pseudociencia?
-          ¿Podemos escuchar un programa que se basa en el sensacionalismo y que aunque diga verdades nos inculca solo unos datos que desvirtuan la realidad?
-         
El otro día, hablando con unas personas sobre todo esto me decían “todos reparten mierda”. Yo les contestaba dos cosas:
-          Yo, cuando me equivoco pido disculpas y no sigo erre que erre enrocado en ella; quizás no sea capaz de reconocerlo en ese momento, pero más tarde reflexiono y busco a la persona para indicarle que estaba equivocado/exagerando… ¿no debería de ser una constante para él que quiera divulgar/enseñar ser una fuente de información lo más fiable posible?
-          Y por otro lado también les decía: es verdad que “vivir” (escuchar/ver…) te ensucia de mierda, por eso hay que intentar ir por los caminos más limpios posibles (elegir bien a quien escuchar) y lavarte de vez en cuando (reflexionar; si es algo medible, comparar con las pruebas que existen y no con creencias o sentimientos; y si no es medible comparar con valores y aplicar la lógica). Es una cuestión de higiene.

Creo que si queréis tenéis debate para largo. De todas formas, si os apetece, también podéis sacar a debate las otras dos ideas que desarrollé en los dos post que publiqué: “Deberíamos de cuidar el uso del lenguaje, no sea que estemos jodiendo el mensaje científico” y “En algunas ocasiones no debería de preocuparnos tanto dar un contenido especialmente exacto y si un contenido que quede bien grabado en nuestra memoria” (¿autospam?)


Saludos a todos.

viernes, 15 de abril de 2016

Este fin de semana descansamos.

¿Por qué? Porque lo hemos hablado por twitter y nadie se ha manifestado en contra.

El capítulo 7 lo haré yo (@2qblog), la verdad es que me está gustando mucho (como lo hemos retrasado me lo estoy tomando con calma). Muchos datos sobre pseudociencia y eso, por razones de trabajo (soy profesor y durante algún tiempo le di muchos vueltas a este asunto), me interesa mucho.

Además de para tomarnos un descansillo, existe otra razón de peso para esta parada, este fin de semana se está celebrando en Granada #desgrana3. Algunos de los que participan en #TertuliasCiencia se han desplazado para disfrutar de lo que allí está pasando (yo fui el año pasado y se de lo que hablo), otros no hemos podido ir pero, por ejemplo yo, el tiempo que saque este fin de semana será para conectarme al streaming del evento, por si lo quieres seguir tú también aquí lo tienes insertado:




Poco más, nos vemos el fin de semana que viene con el capítulo 7 "El truco de la cuerda india. Ilusiones de la memoria"

sábado, 9 de abril de 2016

Capítulo 6. El secreto del ventrílocuo. Ilusiones multisensoriales.

Lo he vuelto a hacer ;P... he reordenado el contenido del capítulo para poder agruparlo en tres apartados. Y me ha salido esto: 

CAPACIDAD DE INTEGRACIÓN MULTISENSORIAL


En este capítulo los autores nos adentran en el fabuloso mundo de una de las capacidades fundamentales de nuestro cerebro: la tendencia a integrar la información procedente de varios sentidos mientras interactuamos con el mundo.

Para los neurocientíficos este hecho resulta sorprendentemente complicado. Pues, desde Aristóteles hasta la actualidad, los investigadores siempre han estudiado los sentidos de forma aislada.

Los magos intuyen que nuestros sentidos interactúan entre sí y han aprendido a manipular la percepción mediante el cálculo de cuándo y dónde los sentidos no se mezclan de forma correcta.

Para percibir el mundo de forma coherente (según nuestra experiencia), combinamos los sonidos, olores, sabores, luces y tactos que suceden de forma simultánea, percibiéndolos de forma multisensorial.

Pero los sentidos no sólo interactúan, sino que se realzan unos a otros. Por ejemplo:
  • El sonido de un alimento puede determinar su sabor. Las patatas fritas de bolsa resultan más apetitosas si hacen mucho ruido al morderlas. 
  • La sensibilidad de la piel puede determinar el sonido. Cuando pronunciamos una palabra que empieza por los sonidos p, t o k, producimos un golpe de aire que es perfectamente percibido por los mecanorreceptores de la piel, y ese golpe de aire ayuda a percibir el sonido del modo correcto.
  • La vista también puede influir en el oído. Por ejemplo el efecto McGurk.
  • También el oído puede engañar a los ojos. Si miramos un fogonazo de luz y mientras oímos también varios pitidos, es posible que acabemos viendo varios fogonazos.
  • Del mismo modo, también lo que oímos influye en lo que sentimos. En la ilusión conocida como piel de pergamino, nos frotamos las manos mientras oímos diferentes sonidos. Cuanto más altas sean las frecuencias del sonido más ásperas notaremos las manos. Y al revés.
  • Y el tacto puede alterar la visión. Si contemplamos el movimiento de caída del agua durante un tiempo, nos parecerá que los objetos adyacentes y estáticos, como las rocas, empiezan a subir. Pero si entonces notamos en la yema del dedo un roce ascendente o descendente, la dirección que percibimos del flujo del agua cambiará.

Estas relaciones de influencia entre sentidos son sorprendentes y, aunque nuestro cerebro hace lo que puede para conciliar la información que recibe de forma aislada (no logrando siempre una percepción exacta), eso sucede porque el cerebro toma determinados atajos para que, en materia de percepción, las interpretaciones más probables se produzcan con la máxima rapidez posible.

Por eso, aunque la percepción resultante no sea del todo exacta (y hablaremos de una ilusión porque la percepción no encaja con la realidad física), diremos que la ilusión es «suficientemente fiel» y que el ser humano ha podido sobrevivir gracias también a este ahorro en el proceso cerebral de tiempo y esfuerzo.

Los autores también nos hablan de la ilusión de la mano de goma, que es un conocido truco donde se combinan ilusiones visuales y táctiles. Y de la que ya hablamos en el capítulo 3 de la mano de Jose Antonio, que nos enlazó este vídeo.

Del mismo modo que disponemos de neuronas especializadas exclusivamente en la visión, en el oído o en el tacto; tenemos otras que se activan en respuesta a una coincidencia simultánea entre diferentes procesos sensoriales, y son las que llamamos neuronas multisensoriales.

La localización de estas neuronas se extiende por todo el cerebro (incluso en las áreas supuestamente especializadas en un solo sentido).

Uno de los misterios de nuestro cerebro es cómo puede cada una de estas neuronas multisensoriales estar conectada con las demás para poder reaccionar de forma coordinada. A esto se lo conoce como el «problema de la ligadura».

Una posible solución a este problema es la llamada «teoría de integración de rasgos», que propone que dicha conexión se lleva a cabo por un acto de atención selectiva. Pues, dice esta teoría, que nuestra forma de percibir los objetos es como un «todo» organizado en vez de un atender por partes. La percepción implicaría dos fases: procesamiento visual temprano de forma automática, en paralelo e independiente; y la fase atencional y de combinación de rasgos. La fase atencional requiere atención y sirve para unir los rasgos simples y separados de la fase anterior dando lugar a una representación temporal del objeto que se compara con las descripciones almacenadas en la memoria y permite identificar al objeto.

Los magos saben explotar el hecho de que la obtención de información desde un sistema sensorial conduce a intensificar la atención en otro. De ahí que el parloteo incansable de un mago, que se puede calificar de superestímulo, sirva para incrementar la intensidad con que nos fijamos en las acciones que él quiere que miremos.

Un superestímulo es un objeto o suceso sobresaliente que evoca una respuesta neurológica y de comportamiento mucho más fuerte que el estímulo normal por el cual se ha producido la respuesta en primer lugar. Los superestímulos invitan a centrar la atención.

Los magos generan un estímulo tan llamativo y tan sobresaliente para nuestra atención, que prácticamente no nos dejan otro recurso que focalizar en él.

La interconexión entre nuestros sentidos también desempeña un papel importante en la memoria, pero los autores dejan este tema para el próximo capítulo. 

SINESTESIA


Respecto a la relación entre sentidos, hay personas que experimentan percepciones multisensoriales excepcionales, activando sentidos de manera cruzada. Estas asociaciones son automáticas e idiosincrásicas, y duran toda la vida. Este fenómeno se lo conoce como «sinestesia».

Se han identificado por lo menos cincuenta y cuatro variedades de sinestesia, incluyendo las más comunes. Por ejemplo:
  • Hay quienes perciben las letras o los números con un color determinado.
  • Las personas con sinestesia auditiva oyen sonidos como repiqueteos, pitidos o zumbidos cuando ven algo que se mueve o que destella.
  • En la sinestesia de tipo espacio-temporal, la experiencia visual puede desencadenarse al pensar en el tiempo. Algunos, por ejemplo, aseguran poder ver el año entero como un camino circular en cuyo interior se encuentran ellos. Pueden ver todos los días y los meses de sola una vez.
  • En la sinestesia de tacto-espejo, muy poco frecuente, las personas experimentan sensaciones táctiles cuando observan que otra persona está siendo tocada.
Para los neurocientíficos este fenómeno proporciona elementos para comprender mejor nuestras percepciones cotidianas.

La sinestesia viene de familia, lo cual parece indicar que su origen es genético. No resulta infrecuente que los miembros de una misma familia experimenten diferentes tipos de sinestesia y que ese rasgo pase de generación en generación. Las investigaciones demuestran que la causa está en el aumento de interferencias entre diferentes regiones del cerebro, así como en el mayor número de vías de conexión que las une.

El efecto «buba-kiki» me ha hecho mucha gracia. Fue descrito por primera vez en 1929 por Wolfgang Köhler. Y consiste en identificar con uno de estos nombres: «buba» y «kiki», a estas formas. ¿Qué nombres le habéis asignado a cada figura?

Efecto «buba-kiki»
Si habéis identificado a «kiki» con la forma angulosa y «buba» con la redondeada, formáis parte del 98% de personas consultadas. Esta representación de tipo sinestésico puede ser la base neurológica de cómo los sonidos se asocian a los objetos y a las acciones en el mundo.
 

VENTRILOQUÍA Y CINE


La ventriloquia es una ilusión multisensorial clásica con profundas raíces históricas, pues antes de inventarse la grabación del sonido levantaba un gran asombro que se pudiera proyectar la voz sin que se notase. Pero fue durante la Ilustración que se consiguió desmitificar.

El gran ventrílocuo Edgar Bergen
A comienzos del siglo XX la ventriloquía gozó de gran popularidad, pero cuando aparecieron otras fuentes de ilusión multisensorial, como el cine sonoro, los espectáculos de ventriloquia cayeron en el olvido, desplazados por la gran pantalla. No olvidemos el hecho de que las películas son una forma de ventriloquia en el sentido de que las palabras que oímos no proceden de los labios de los actores.

Es más, las imágenes aparecen como algo estable, cuando en realidad se producen de manera intermitente. La apariencia fija de una fuente intermitente de luz —como la del fluorescente, o la de cualquier pantalla de cine o televisión— se conoce como «fusión del parpadeo» y se produce cuando el índice de intermitencia o parpadeo es superior a un umbral crítico, que en el caso del cine es de 24 fotogramas por segundo.

Este proceso, al que se denomina «persistencia de la visión», es la capacidad que posee la retina de retener la imagen de un objeto entre una vigésima y una quinta fracción de segundo después de haber desaparecido de nuestro campo de visión.

El fenómeno phi o efecto estroboscópico está estrechamente relacionado con la fusión del parpadeo. Desde el punto de vista de la percepción, podemos unir el hueco temporal existente entre dos exposiciones consecutivas para percibir una serie de imágenes estáticas en un movimiento continuo.

Por otro lado, en las películas, los especialistas en efectos exageran artificialmente los sonidos para que parezcan más reales. Un estudio reciente ha demostrado que el 70% de los oyentes consideran más reales estos sonidos artificiales que la grabación del mismo sonido en la realidad.

Añadamos a la ilusión visual del efecto estroboscópico cualquier fuente de sonido cercano y nuestro cerebro hará el resto: nos veremos cómodamente transportados al maravilloso mundo de la ficción.


 

PROPUESTAS A COMENTAR:


Aquí tenéis los temas que propongo para comentar. Y no son tantos como en mi anterior resumen ;P.
  1. Sobre tener sinestesia, ¿pensáis que es una ventaja o una desventaja?
  2. Los autores nos explican que la localización de las neuronas multisensoriales se extiende por todo el cerebro, incluso en las áreas supuestamente especializadas en un solo sentido. ¿No creéis que esto de que el cerebro sea caótico (en cuanto al diseño de sus funcionalidades) es otro buen argumento anticreacionista? Personalmente me esperaba más orden en las funciones del cerebro, pero he llegado a la conclusión que hasta es lógico que haya caos, pues la evolución no tiene entre sus prioridades que haya orden en sus creaciones (como lo puede tener cualquier Ingeniero que se precie).
  3. ¿Puede el efecto «buba-kiki» demostrar que nuestro «libre albedrío» está más limitado de lo que creemos?
  4. Supongo que hay animales que no perciben el cine como nosotros. Aunque hace tiempo vi un documental en el que un orangután entendía una película, en el caso de seres más distanciados evolutivamente de nosotros ¿cómo percibirán el cine? Me imagino a supuestos extraterrestres inteligentes que no compartan nuestra forma de percibir la realidad (que creo que será lo más probable). Y que podrían quedarse pasmados (sin entender nada) observando cómo vemos una película, oímos música, leemos un libro, etc.

sábado, 2 de abril de 2016

Capítulo 5. Hay un gorila entre nosotros

Cuanto más profundizamos en el libro, más me sorprende y más me gusta. Ya lo hemos comentado en los anteriores capítulos, pero creo que la explicación de la neurociencia ¾el conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro y que a todos nos llama tanto la atención¾ por medio de la magia; así como conocer algunos de los métodos que emplean los magos para deslumbrarnos es una idea magnífica.

En este capítulo continuamos con las ilusiones cognitivas, profundizando en la forma en que empleamos nuestra visión y centramos  nuestra atención.


Nos recuerdan que en la magia es muy importante el espacio personal, lo que nos neurocientíficos llaman “espacio peripersonal”. La neurociencia ha empezado a descifrar su base neuronal en el cerebro, hallando que se trata de una construcción que éste crea como parte del cuerpo de nuestra mente. Hablando más claro: Por lo que respecta al cerebro, el espacio físico que nos rodea constituye literalmente una parte de nuestro cuerpo (el ejemplo que más me ha gustado es el de que podamos hacerle cosquillas a un niño sólo con mover los dedos en el aire por encima de sus costillas). Este espacio que nos rodea es el lugar donde los magos hacen gran parte de su trabajo.

Para comprender cómo lo hacen es útil entender lo que sabemos sobre la neurociencia de los movimientos del ojo. Existen dos clases de movimientos, y ambos sirven a diferentes propósitos y probablemente estén controlados por distintos subsistemas del sistema locomotor.

El primer tipo de movimiento es el llamado “movimiento sacádico”: los ojos se mueven rápida y casi instantáneamente de un punto a otro, aunque hay unos breves instantes entre cada "sacada" en el que los ojos están casi quietos. Estos movimientos son vitales para la visión porque nuestros ojos sólo pueden distinguir detalles finos en un círculo muy pequeño que se encuentra en el centro mismo de la retina (únicamente cubre una décima parte del uno por ciento de nuestra retina). De esta forma, la mayor parte del campo visual circundante resulta de una pobreza sorprendente. El motivo de que nuestra visión no nos parece nula en un noventa y nueve coma nueve por ciento se debe a los movimientos sacádicos.

Y aquí es donde entra la compleja máquina que es nuestro cerebro: suprime la imagen borrosa e integra los pequeños fragmentos de la información que ha recibido en cada fijación (los instantes en que los ojos están quietos) para ofrecer a nuestra consciencia visual un retrato detallado y en apariencia estable de la escena visual que se halla ante nosotros. Dicho así parece fácil, pero si lo pensamos con detenimiento, la tarea que lleva a cabo el cerebro en microsegundos es de una complejidad que abruma.

Además de esto, las neuronas de nuestro sistema visual están diseñadas para detectar los cambios. Por eso, cuando las condiciones del entorno permanecen estáticas, las neuronas se adaptan reduciendo su nivel de disparo: es como si las neuronas decidieran ignorar un estímulo que es constante para ahorrar energía y así poder reaccionar de forma más eficiente cuando reciba un estímulo que sí cambie. Por lo tanto, una escena visual estática puede, sencillamente, desvanecerse ante nuestros ojos.

El segundo tipo de movimiento ocular, denominado de “seguimiento” o “persecución suave”, es aquel en el que los ojos se mueven en una trayectoria continua e ininterrumpida, sin pausas ni sacudidas. La persecución suave sólo se produce cuando seguimos el estímulo de un objeto que se mueve.

Cuando observamos una mano moviéndose a toda velocidad en línea recta, nuestros ojos ¾y nuestra atención¾ se disparan automáticamente hacia el final del recorrido. Por esta razón, un carterista realizará un gesto rápido y lineal si quiere minimizar nuestra capacidad de prestar atención al recorrido mismo. Por el contrario, una mano que se mueva dibujando un arco desencadenará un mecanismo de seguimiento completamente distinto. En ese caso, no podremos predecir hacia dónde va la mano, de modo que tendremos que fijarnos en ella y seguir su trayectoria; por eso no notaremos nada cuando ese mismo carterista deslice su otra mano en nuestro bolsillo y nos birle la cartera.


Y de aquí pasamos a la “atención”. Ya hemos visto en otros capítulos que la atención “abierta” se da cuando dirigimos deliberadamente nuestros ojos hacia un objeto y fijamos nuestra atención en él; mientras que la “atención encubierta” es el acto mediante el cual miramos una cosa pero en realidad estamos fijando nuestra atención en otra. Para describir los métodos que emplean los magos cuando “manipulan” estos conceptos, los autores han acuñado los términos “desviación abierta de la atención” y “desviación encubierta de la atención”. En la primera, los magos consiguen que apartemos la mirada del método en que se basa el truco atrayendo nuestra mirada hacia algo cuyo interés es falso mientras realizan su acción secreta en otro lado.

En cambio, la desviación encubierta de la atención es más sutil. El mago aleja nuestro foco de atención del método que utiliza sin necesidad de redirigir nuestra mirada. En realidad, podemos mirar directamente el método que hay detrás del truco, pero nos pasa completamente inadvertido porque estamos centrando la atención en otra parte. Miramos, pero no vemos.

Esto es así porque cuando focalizamos nuestra atención nos aseguramos que ejecutaremos cualquier tarea de forma óptima pero, al mismo tiempo, esa focalización nos impide ver otros datos aparentemente irrelevantes que pueden llegar a ser más importantes que la tarea misma. Además, el cerebro suprime de forma más intensa los elementos que distraen cuando estamos realizando una tarea difícil (como cuando intentamos concentrarnos en algo) que durante una tarea fácil (como cuando estamos relajados).

Para explicar mejor este fenómeno, el libro nos cuenta el ejemplo de un gorila que se pasea por una cancha de baloncesto, pero yo prefiero el de otro gorila: un experimento en el que unos radiólogosobservaban unas radiografías buscando nódulos cancerígenos, pero no veían en esa radiografía (un83% de ellos) la imagen de una persona disfrazada como un gorila.

Muchos neurocientíficos pensaban que el gorila se volvía “invisible”. En realidad se trata de una desviación encubierta de la atención. El gorila resulta invisible incluso cuando se le mira porque la tarea que se le ha pedido al observador (en mi ejemplo, buscar nódulos cancerígenos) lo distrae del gorila. El estudio señala que la percepción visual es algo más que un puñado de fotones entrando en los ojos y activando el cerebro. Para ver algo de verdad, hay que prestarle atención.


Y esto tiene mucho que ver con la multitarea, una conducta de lo más cotidiana en nuestro mundo tecnológico actual. Se ha demostrado que la multitarea, es decir, la capacidad de hacer varias cosas a la vez con eficacia, es un mito. Nuestro cerebro no está diseñado para ocuparse de dos o tres cosas al mismo tiempo, está configurado para responder una a una.


El filósofo Epicuro sentenció: No desperdicies aquello que ya tienes por desear lo que no tienes; recuerda que lo que ahora tienes fue lo que hace tiempo deseabas obtener.

_________________________________________________________________________________

Tras leer este capítulo cada vez tengo más claro que nuestra visión tiene muchas limitaciones, pero que, al mismo tiempo, muchas de esas limitaciones las suple la maravillosa "maquinaria" del cerebro. ¿Cómo afecta/afectará -si lo hace- la revolución tecnológica en la que estamos inmersos a la forma en que nos relacionamos no solo con quienes nos rodean, sino con la naturaleza y nuestro entorno?