domingo, 25 de febrero de 2018

La cuchara menguante. 19) Por encima (y más allá) de la tabla periódica

Llegamos al último capítulo de un libro que nos ha permitido aprender y criticar casi a partes iguales, algo inédito en este blog.

Nos despedimos de La cuchara menguante con el saber agridulce de no haber conseguido enganchar a más gente en los debates pero satisfechos porque nos ha enriquecido mucho.

Vamos con el contenido.

Comenzamos por reflexionar sobre los elementos naturales más raros,los que menos debemos encontrar son los que se desintegren antes. El campeón de velocidad de desintegración es el francio sin embargo encontramos menos ástato (qué susto me he llevado con la tilde, pero también se acepta y es más usado astato). Si hay algo que fascina a los científicos es encontrar algo que no se ajuste a las teorías. Habrá que explicarlo rápidamente. Antes de adentrarnos en el problema debemos asentar una base para las explicaciones.
Ambos elementos se diferencian en sólo dos protones, pero casi 90 protones y más de cien neutrones ocupan demasiado espacio para que la fuerza nuclear fuerte los mantenga unidos mucho tiempo ya que su alcance es muy corto, estamos al límite. Ya sabemos porqué no son estables los elementos pesados, excepción hecha de los que tengan números mágicos como el 92 del uranio o el 114 del flerovio (aunque la magia hace que sea mucho más estable de lo esperado no le llega para aparecer en la naturaleza). Dado que los números mágicos no tienen por qué tener un límite Seaborg propuso la existencia de una isla de la estabilidad  de elementos superpesados, el siguiente será el 126. En realidad sí aparece una limitación, para  más de 137 protones se esperaría una velocidad para los electrones que giran alrededor del núcleo igual a la de la luz lo que nos lleva a la prohición de superar ese número atómico. (Ampliación de Francis)
Oganessian la representó con una pericia inusual para ser físico nuclear, no encuentro otra explicación a fama de la imagen que aparece en el libro siendo, además, de un tipo que trabajaba en Dubna en lugar de en Berkeley.

Volvamos a nuestro problema de abundancia atómica.
Nos movemos entre elementos radioactivos y las desintegraciones producen otros también radioactivos hasta que la serie desemboca en uno estable terminando el proceso. Las desintegraciones tienen lugar por emisión alfa o beta. La partícula α es núcleo de helio por lo que el núcleo resultante tendrá un número atómico (Z) dos unidades menor, los dos protones que pierde con la partícula α. La partícula β es un electrón que surge del núcleo , proviene de un neutrón que se convierte en protón emitiendo un electrón y un antineutrino electrónico, con esto el núcleo ve aumentada su Z en una unidad por la aparición del protón.
Al fin somos capaces de desentrañar el misterio, las desintegraciones de los elementos transuránidos producen francio, el cuál, en lugar de desintegrarse con emisión α dando lugar al astato prefiere hacerlo con β dando lugar al radio. Las desintegraciones vuelven al camino α, Z varía de dos en dos, de forma que saltan al astato.

La segunda parte del capítulo se centra en la belleza de la propia tabla periódica. Es algo de lo que podemos estar orgullosos, incluso sería una de las cosas que mostraríamos a unos hipotéticos extraterrestres como uno de los logros superiores de nuestra civilización.
No puede el autor volver a loar a Seaborg por ampliar la tabla desde los EEUU.
A continuación abre varios frentes con nuevos átomos de antipartículas, átomos de átomos y otras formas de disponer los elementos en tablas menos cuadriculadas para terminar en todo lo alto con los  puntos cuánticos, su descubridor no es nombrado, con aplicaciones en computación cuántica sin necesidad de temperaturas ultrabajas.

Espiral
Kean termina pidiendo que se muestren más formas de organizar periódicamente los elementos en los libros.
Como me parece buena idea os dejo algunas:

Piramidal


Tipo galaxia
Juego de mesa
Exagonal















Reconocimientos y agradecimientos:

Ante todo quiero dar las gracias a mis allegados que me permiten dedicar un rato el fin de semana a leer y comentar los capítulos.
Vaya mi agradecimiento a nuestro futuro agente.
También quiero expresar mi agradecimiento a los pocos pero magníficos colaboradores de las tertulias.
No quiero olvidar a los lectores silenciosos a los que espero conocer en breve ya sea por comentarios o bien por animarse a resumir con nosotros.
Por último, tengo una especial deuda con de gartitud con Mendeléyev, Meyer, Newlands, Chancourtois, Odling, Hinrichs y otros desarrolladores de la tabla.



Para motivar los comentarios os propongo:

- La frase en la que considera la Tierra "un cósmico error de redondeo" en referencia a la mínima abundancia de los elementos diferentes a H y He

- La hipótesis sobre configuraciones de elementos superpesados que no seguirían las reglas habituales

- El obligado comentario general del libro

Monumento a la tabla



Feliz semana y próspero libro nuevo

sábado, 17 de febrero de 2018

La cuchara menguante. 18) Instrumentos de ridícula precisión


Medir el mundo le sirve a la ciencia para poderla describir en lenguaje matemático. Y a partir de aquí hemos sido capaces de hacer predicciones que pasan del papel a la realidad. Es decir, la realidad la convertimos en números, a estos les hacemos un conjuro (que anteriomente ha pasado por el método científico) en forma de matemáticas y obtenemos la magia de una predicción. Probadamente mejor que cualquier otro método de vaticinio que hayamos probado. Pero para ello es muy necesario traducir la realidad a números, y mejor que estos sean lo más exactos posible.

Aquí entra el arte de la medición, los estándares internacionales y la exactitud de estos. Y este es el tema al que nos introduce el autor en este capítulo.

La capacidad para realizar mediciones cada vez más finas, a partir de fragmentos cada vez menores de información, es fundamental para el progreso en muchos campos científicos.

Un objetivo al que se quiere llegar es que toda unidad se defina de forma que un científico pueda enviar por correo electrónico la definición a otro colega en otro continente, y que éste pueda reproducir algo con esas dimensiones exactas, a partir únicamente de la descripción incluida en el mensaje.

Por ejemplo, la unidad de longitud que llamamos metro se ha definido como la distancia que recorre cualquier luz en el vacío en 1/299.792.458 de segundo. Y la unidad de tiempo, el segundo, se basa en los relojes atómicos de cesio que (en cada segundo) cuentan las 9.192.631.770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del cesio.

Pero este tipo de definiciones no se ha conseguido hacer con el kilogramo que aún se basa en una muestra en la que se comparan todos los prototipos del kilogramo del mundo y se hacen copias basándose en ella.

La oficina de estándares francesa Bureau International des Poids et Mesures (BIPM) actúa como oficina de estándares de las oficinas de estándares. Y es en ella dónde se cuida y mantiene el Prototipo Internacional del Kilogramo. Que se trata de un cilindro de cinco centímetros de ancho hecho de platino (90%) e iridio, y tiene una masa de exactamente 1,000000... kilogramos.

La densidad del platino hace que se minimice la superficie expuesta al polvo, su dureza mitiga la probabilidad de una mella en él y al ser un buen conductor de la electricidad reduce la acumulación de electricidad estática «parásita» que pudiera acabar con algunos átomos.

Personalmente, “la precisión” en las medidas no me parece “ridícula” (tal como se indica en el título del capítulo), pero las condiciones de custodia y mantenimiento del estándar de peso (sobre todo, tal y como lo narra el autor) sí que me ha parecido que se adecúa más el adjetivo “ridículo”, por las situaciones a las que se ven abocados y el calvario que supone para sus responsables.

Prototipo del kilogramo
Pero a pesar de todos los esfuerzos por no alterar el estándar del BIPM, durante las últimas décadas el kilogramo está encogiendo de forma misteriosa, medio microgramo por año, y nadie sabe por qué.

Los valores numéricos de constantes como la carga del electrón, la fuerza de la gravedad o la velocidad de la luz cambian según la unidad de medida, pero las constantes fundamentales no lo hacen, pues no dependen de estas. Una importante constante adimensional es la de la estructura fina (a la que llamaremos alfa), que está relacionada con la división fina de los electrones, y es la que controla la fuerza con la que los electrones negativos están unidos al núcleo positivo. También determina la fuerza de algunos procesos nucleares. Pero su importancia vital está en que si hubiera sido ligeramente menor justo después del Big Bang, la fusión nuclear en las estrellas nunca habría llegado a ser lo bastante caliente para sintetizar el carbono. Y al contrario, si alfa hubiera sido ligeramente mayor, los átomos de carbono se habrían desintegrado hace muchísimo tiempo, mucho antes de llegar a formar parte de nosotros.

A principios del siglo XX el astrónomo inglés Arthur Eddington comenzó a confeccionar pruebas de que alfa era exactamente 1/136, pero más tarde se reveló que alfa era más cercano a 1/137, aunque en la actualidad alfa es igual a 1/137,0359, más o menos.

Alfa permite que los átomos existan y además les permite que reaccionen con el vigor suficiente para formar compuestos, pues los electrones ni vuelan demasiado libres de su núcleo, ni se pegan a éste con demasiada fuerza. Este balance en su justo punto ha llevado a muchos científicos a la conclusión de que el universo no puede haber dado con su constante de estructura fina por accidente.

En 1976 un científico soviético (hoy americano) llamado Alexander Shlyakhter declaró que alfa estaba aumentando. Esta afirmación la deducía por las investigaciones que realizó en un lugar de África llamado Oklo (Gabón) donde existe el único reactor de fisión nuclear natural que se conoce. Se puso en marcha hace unos 1.700 millones de años y es impulsado solo por uranio, agua y algas.

Las algas de un río cercano a Oklo producían un exceso de oxígeno tras realizar la fotosíntesis. El oxígeno volvía el agua tan ácida que mientras se infiltraba en la tierra por el suelo poroso, iba disolviendo el uranio de la roca madre. Todo el uranio tenía entonces una concentración mayor del isótopo que se usa en las bombas atómicas, el uranio-235; un 3 por ciento en comparación con un 0,7 por ciento en la actualidad. Así que el agua ya era volátil, y cuando las algas bajo el suelo filtraron el agua, el uranio quedó concentrado en un lugar, alcanzando así una masa crítica.  Cuando el uranio puro se fisiona, sus átomos disparan neutrones «rápidos» que rebotan en los vecinos como las piedras planas rebotan en el agua. Ésos son los que no valen, los neutrones desperdiciados. El uranio de Oklo inició una reacción nuclear sólo porque el agua del río frenó los neutrones lo bastante para que los núcleos vecinos los pillaran. Sin el agua, la reacción nunca hubiera comenzado. La fisión también produce calor. Y la razón de que no haya un cráter mayor en África en la actualidad es que cuando el uranio se calentó, hizo hervir el agua hasta evaporarla. Sin agua, los neutrones se tornaron demasiado rápidos para poder absorberlos, y el proceso se paró. Sólo cuando el uranio se enfrió pudo entrar de nuevo el agua, y el reactor volvió a entrar en funcionamiento.

Por lo que Oklo es un reactor de fisión nuclear que se autorregula, y que ha consumido unos 6.0 kilogramos de uranio a lo largo de más de 150.000 años en dieciséis lugares alrededor de Oklo, en ciclos de encendido y apagado de 150 minutos.

(Aquí se argumentan algunas objecciones sobre la posibilidad de un reactor nuclear natural)
Situación geológica en Oklo (Gabón) que desencadena reactores de fisión nuclear: 
1. Zona donde ocurrieron las reacciones de fisión 
2. Arenisca 3. Mena de uranio 4. Granito
Y cuando en 1976 Shlyakhter comparó los residuos nucleares de Oklo con los residuos modernos, encontró que se había formado demasiado poco de algunos tipos de samario. Y de allá dedució (dando un salto en el vacío) que sólo con que la constante de estructura fina hubiese sido un poco más pequeña cuando Oklo estaba en marcha, sería fácil explicar las discrepancias. Pero los cambios medidos son tan pequeños, y el registro geológico tan fragmentario después de 1.700 millones de años que esto no puede ser prueba suficiente para afirmar que alfa haya cambiado.

No obstante a partir de ese momento el estudio de los cambios en las constantes es hoy un campo de investigación activo. De hecho, tras investigar los sistemas de estrellas llamados quásares y las nubes de polvo interestelar, algunos astrónomos australianos aseguran haber detectado los primeros indicios reales de inconstantes.

Analizando la amplitud producida por el cromo y otros elementos hace miles de millones de años cerca de un quásar y comparándola con la de átomos actuales en el laboratorio, los científicos pueden determinar si alfa ha cambiado desde entonces. Y creen que sus mediciones ultrafinas indican que alfa cambió en un 0,001 por ciento a lo largo de diez mil millones de años. Y aunque es muy poco, la magnitud es menos importante que la posibilidad de que una constante fundamental cambie.

Muchos científicos cuestionan los resultados de Australia, pero si resisten las críticas, o si algún otro de los científicos que trabajan en las constantes variables encontrara pruebas positivas, los científicos tendrían que repensar el Big Bang y la forma en que se explora el cosmos en busca de signos de vida.

Y con ello llegamos a la Paradoja de Fermi. Pues dada la cantidad enorme de estrellas y planetas que hay en cosmos, y el muchísimo tiempo que ha transcurrido desde el Big Bang, el universo debería estar lleno de vida a rebosar, pero «entonces, ¿dónde están todos?» (se dice que se preguntó Fermi).

El astrofísico Frank Drake en 1961 escribió lo que hoy conocemos como la ecuación de Drake, y que se basa en una serie de conjeturas, muchas de ellas difíciles de evaluar, que pretende calcular la posibildad de vida extraterrestre y inteligente. Y es importante pues sentó los cimientos de la astrobiología.

Con las grandes mejoras recientes en telescopios y otros aparatos de medición del firmamento, los astrobiólogos pueden medir directamente indicios directos de la presencia de vida, buscando elementos como el oxígeno, el carbono o el magnesio (utilizado en la corona del centro de la clorofila o en el funcionamiento del ADN, e implica también presencia de agua líquida).

Pero toda esta búsqueda descansa sobre la suposición de que la ciencia que nos controla aquí vale para otras galaxias y otros tiempos. Pero si la alfa ha cambiado con el tiempo, la vida tal vez no pudiera existir hasta que esta se «relajara» lo bastante para permitir la formación de átomos estables de carbono, y tal vez entonces la vida surgió sin esfuerzo, sin necesidad de apelar a un creador.

Una posibilidad a la que nos lleva esto es que la vida surgió aquí, en un planeta aparentemente nada especial, porque sólo aquí se dieron las estrictas condiciones para la formación de átomos y moléculas resistentes. Esto resolvería la paradoja de Fermi de un solo golpe: nadie ha llamado a nuestra puerta porque no hay nadie.

Pero los indicios actuales no apuntan a que ocupemos un lugar privilegiado en el universo, pues con el descubrimiento de miles de planetas, parece que la Tierra es un lugar muy ordinario.

Aunque el descubrimiento de vida extraterrestre (que requerirá todo el ingenio del que seamos capaces para la medición) sería el más importante de toda la historia y la prueba final de que los seres humanos no somos tan especiales… salvo porque también existimos y podemos entender y hacer esos descubrimientos.

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Y aquí están algunas propuestas para comentar, si os apetece:
  • ¿También opináis que es bochornosa la situación actual de la unidad de peso, con un prototipo del kilogramo que se encoge?
  • Algunos teólogos dicen que alfa demuestra que un creador ha «programado» el universo para que produzca moléculas y, posiblemente, vida. ¿Qué pensáis?
  • ¿Qué pensáis de la Paradoja de Fermi y la posibilidad de que realmente seamos especiales?
¡Que tengáis una feliz semana!

P.D. El siguiente párrafo del capítulo (que tiene poco o nada que ver con el resto de la temática) personalmente ha hecho ganar puntos al autor: «... la precisión que separa a las ciencias «duras» de ciencias sociales como la economía, donde los caprichos y la simple idiotez de los seres humanos hacen que las leyes universales sean imposibles.»
¿¡No os recuerda a mi recurrente argumento sobre «la estupidez humana»!? XD

sábado, 10 de febrero de 2018

La cuchara menguante. 16) Esferas de esplendor: La ciencia de las burbujas

¿Quién no se ha quedado embobado delante de una bebida carbonatada mirando cómo suben las burbujas? Seguro que muchos, solo que pocos se preguntan el por qué e intentan saber más sobre ellas.

Este capítulo trata sobre las burbujas. Burbujas de todo tipo. Burbujas que han ayudado a hacer descubrimientos directa o indirectamente relacionados y también a descubrir nuevos elementos.
La ciencia de las burbujas abarca muchos campos.

Mediante una cámara de burbujas se ha podido estudiar parte de los fundamentos de la materia a nivel nuclear y recibir un premio Nobel, además de tener mucho potencial en actividades educativas.

Cámara de burbujas con la primera imagen de un neutrino
Las burbujas permiten estudiar las células por semejanza y aprender cómo funcionan los tejidos o incluso modelar infecciones víricas.

Estudiando las burbujas de gas que emanan de sustancias radiactivas se han descubierto nuevos elementos y se ha conseguido descifrar la base de la radiactividad y la transmutación de un elemento en otro. Es impactante saber que, sin ser un concepto exclusivo de la alquimia, un elemento, por sí solo, puede convertirse en otro y moverse a lo largo de la tabla periódica. Eso sí, no todo vale y las restricciones están ahí.

Gracias al estudio de la radiactividad, derivado de las emanaciones de las burbujas de gas, también se encontró que la edad de la Tierra era mucho mayor, desmontando así las teorías de grandes y conocidos científicos.

Las burbujas también se hallan en el interior de las rocas y su búsqueda es una práctica habitual en el avance y conocimiento de la geología.

Por supuesto, las burbujas tienen una forma y un comportamiento que sin ayuda de las matemáticas nunca podrían ser estudiadas en detalle.

Hemos pasado por la física, la química, la biología, la geología y las matemáticas. Las burbujas están en todas las ramas de la ciencia e incluso del ocio porque, ¿quién no ha jugado con una botella de coca cola y mentos?



He resumido el capítulo sin mencionar muchas cosas del capítulo para que cada uno pueda dar su opinión después de leer el capítulo y no solo el resumen, intentando ser así más imparcial.

Y para el debate, como por aquí pasamos biólogos, químicos, geólogos, físicos, matemáticos, ingenieros… ¿cuántos gazapos científicos o expresiones mal utilizadas habéis encontrado?


¡Buena semana a todos!

domingo, 4 de febrero de 2018

La cuchara menguante. 16) Química muy, muy bajo cero

Comenzamos la quinta parte:
La ciencia de los elementos de hoy mañana

Empieza el bloque que nos muestra a los elementos llamados a dejarnos desarrollar aplicaciones futuras a partir de lo que estamos descubriendo ahora.

Tras una época de vacas gordas en cuanto a descubrimientos llegan la flacas, ahora es necesario forzar las condiciones para conseguir nuevos datos. Como dice el título, en este capítulo  toca pasar frío. Lo hemos clavao en la temporalización.

Hablando de frío empezamos con la conquista del Polo Sur, de este tema no voy a hablar, buscad a Peláez. El punto en común de la aventura con la tabla son las soldaduras de estaño. El stannum cristaliza en su forma metálica conocida, pero al enfriarse por de bajo de 13.2º C va cambiado a su otra forma alotrópica que se desmenuza al ocupar mucho más volumen. Pierde la resistencia e incluso un trozo enfermo puede contagiar a uno sano, de ahí la denominación Peste del estaño. Este proceso es más rápido cuanto más puro sea el estaño y logra su máxima velocidad sobre los -35º C.
Volviendo al polo, después de reirse de los soldados de Napoleón, encontramos que las botellas de combustible que llevó Scott eran el último grito y estaban soldadas con estaño. El autor nos cuenta que por ello las encontraron vacías a la vuelta y perecieron aunque también dice al acabar la historia que algunas estaban intactas.



Seguimos avanzando y pasamos de cambios de alótropos a cambios de estado  (Kean aprovecha para divagar un poco sobre lo que es y no cambiar de estado). Además de los tres estados que notan nuestros sentidos sabemos que existe el plasma y el condensado Bose-Einstein. Sobre el último continuamos hilando el capítulo aunque vamos a ir bajando poco a poco la temperatura.
Hablando de condiciones extremas y cambio de comportamiento un buen ejemplo podrían ser los gases nobles. Los llamamos así porque no se relacionan con los demás elementos, no reaccionan químicamente con otros átomos. Bueno, si la cosa se pone fea se lo pueden pensar, lo dicho, clase alta de la tabla.
El xenón se une a temperatura ambiente con el flúor pero sólo forzándolo con un reactivo muy potente, el PtF6.Más información.
Para conseguir unir al kriptón con flúor hubo que bajar hasta -150ºC, ahora ya hay otros métodos.
Y si queremos relacionar al argón con algún superligando tenemos que bajar a -265ºC.
Ampliación.

Ya que estamos tan fresquitos demos un pasito más. A -270ºC Kamerlingh Onnes descubrió que el mercurio conducía la corriente eléctrica sin ofrecer resistencia. Los electrones podían moverse todo el tiempo por él sin perder energía. Habían sido descubiertos los superconductores.
Superconductores de nuestra juventud
La explicación teórica vino con la teoría de Bardeen, Cooper y Scherieffer. Simplificando mucho, los electrones se mueven en parejas de forma que uno ayuda al otro a no detenerse. La cosa es que el acoplamiento proviene de la onda de densidad de carga positiva que crea un electrón al pasar junto a los núcleos que facilita el paso del siguiente.
Curiosamente Bardeen es el mago de los semiconductores y  también consiguió emparejar dos Nobel.

Poco más podemos enfriar, nos quedan 3 gradicos para el límite. Perdón, a estos niveles 3.15 grados.
El primero en bajar a estos infiernos congelados fue Einstein, en sus estudios descubrió un nuevo estado de la materia ultrafría, pero no creyó que fuese posible y lo desechó.
El siguiente paso lo dio Bose (otro que no es americano y es descrito con cierta sorna), deduciendo esta teoría cometió un error pero llegó a una conclusión "errónea" que explicaba la naturaleza mejor que la buena. Intentó publicar pero no aceptaron su trabajo. Lejos de rendirse acudió a su fuente, Einstein, que estudió la posibilidad e hizo una publicación conjunta. Era un genio hasta para aceptar el trabajo de otros modificando el suyo. Había nacido, para el resto de los mortales, el condensado Bose-Einstein.

Para lograr llegar a ese estado hay que enfriar mucho pero mucho, mucho: 10-9K
Lo lograron Conwell y Wieman ayudados por un láser.
Anda, pero ¿eso no es lo que sale en la pelis y calienta mucho?¿Cómo funciona un láser?
Sencillo, damos energía a los átomos para excitarlos, de una forma especial logramos que vuelvan a un estado de menor energía pero no al fundamental sino al siguiente. De esta forma tendremos una inversión de población, muchos átomos excitados aunque sea poco. Si consigo que todos vuelvan al estado fundamental a la vez tendré una luz con muchos fotones iguales, todos emitirán con la misma energía y gran en cantidad, mucha intensidad.
Nuestros últimos héroes del capítulo lanzaron fotones de baja intensidad sobre átomos de rubidio para que al impactar los frenasen haciéndoles perder energía. Llegaron a una diezmilésima de grado pero no era suficiente. Con un imán (y algún aparatejo más) fueron quitando los átomos más energéticos lo que bajaba la temperatura* de la muestra. Así llegaron a la milmillonésima de grado y observaron, pero no se "veían" los átomos, no los podían diferenciar, se confundían. Era un condensado de átomos.
Al bajar tanto la temperatura también lo hace la velocidad de los átomos acercándose a cero.
Finalmente llegamos a Heisenberg, no había escapatoria.

Traducimos, la incertidumbre en la posición por la incertidumbre en la velocidad (p = m v) es por lo menos un valor constante. A mayor control de una de las variables menos precisos podemos ser en la otra.
Si conocemos muy bien la velocidad, casi cero en el experimento, poco sabremos de la posición así que se nos mezclan los átomos, se condensan.

Hasta aquí el capítulo pero no el post.


* La temperatura es una medida macroscópica de la media de energía de las partículas de la muestra que se distribuyen normalmente. El promedio de una distribución es el centro pero tendré muchas partículas con más y con menos energía. Y no tantas con mucha más o mucha menos.

De regalo otro vídeo, la reacción del mercurio con aluminio:



Y por fin la introducción al debate

Cuestión 1: Sobre las soldaduras, ¿crees que el decir que había algunas en buen estado es para que investigues o un error al dejar un cabo suelto?

Cuestión 2.1:  Divaga, ¿qué pudo pensar Bose al tener un desarrollo válido a partir de un error?

Cuestión 2.2: Divaga más sobre lo que pensó Einstein al recibir la carta de Bose

Que disfrutéis de la semana